Tuesday, October 7, 2025
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Este es el secreto militar que necesitas para construir equipos de alto impacto

Las opiniones expresadas por los contribuyentes empresariales son propias.

En los negocios, al igual que en la batalla, la incertidumbre es un hecho. Los mercados cambian, los avances tecnológicos y la competencia son implacables. Las mejores empresas no solo reaccionan al cambio: anticipan, se adaptan y ejecutan con precisión. Pero la velocidad no es suficiente. Sin una táctica clara, incluso los equipos más rápidos girarán sus ruedas. Ahí es donde entra la intención del comandante.

Originalmente desarrollada en el ejército, la intención del comandante es un principio que permite a los equipos tomar decisiones rápidas sin esperar las instrucciones del liderazgo. Se negociación de dar a las personas la confianza de llevar a cabo y cerciorarse de que nunca pierdan de traza el objetivo más holgado. En un mundo incierto y de parada aventura, es la diferencia entre los equipos que se detienen y los equipos que avanzan con confianza.

Como emprendedor, estás llevando a tu equipo a un demarcación desconocido todos los días. Si sus empleados necesitan la aprobación de que se realicen medidas, los cuellos de botella se forman, el impulso ralentiza y las oportunidades se escapan. Pero cuando su equipo conoce la encomienda, más profundo “por qué” detrás de su trabajo, pueden resolver problemas, tomar decisiones inteligentes e impulsar resultados sin esperar permiso. Ese nivel de claridad y confianza es lo que separa a las empresas que prosperan de las que se atascan.

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Cómo aprendí el poder de la intención del comandante

Cuando era capitán del ejército de los EE. UU., Pensé que una estructura de comando apretada era la esencia para el orden y la eficiencia. Pero rápidamente aprendí que en situaciones de rápido movimiento, donde los planes mejor que se desmoronaron en segundos, poco más era mucho más valioso: dar a las personas la capacidad de tomar sus propias decisiones interiormente de un situación evangelizador claro.

En situaciones de entrada presión, mi mecanismo no podía permitirse el postín de sentarse esperando órdenes. Operamos bajo la intención del comandante, un enfoque de liderazgo que definió el objetivo, el propósito y los principios rectores, pero nos dejó la ejecución. Cada soldado conocía la encomienda normal. En área de esperar instrucciones, avanzaron, sabiendo que sus decisiones contribuirían al éxito de la operación. Ese enfoque convirtió a cada miembro del equipo en un solucionador de problemas.

Avance rápido hasta hoy. Como CEO de Buildops, una compañía de tecnología de escalera rápida, veo que se aplica exactamente el mismo principio en los negocios. Con los equipos a través de las zonas horarias, los mercados cambian de la sombra a la sombra y los ciclos de innovación se mueven más rápido que nunca, esperar las aprobaciones de hacia lo alto en dirección a debajo es una sentencia de asesinato. La única forma de moverse a la velocidad del mercado es asegurar que cada persona en la empresa conozca la encomienda, el objetivo y las no negociables, luego confíe en ellos para que ejecuten.

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Cómo los empresarios pueden aplicar la intención del comandante

El primer paso es constreñir la encomienda con absoluta claridad. Las personas no pueden ejecutar de guisa efectiva si no entienden cómo se ve el éxito. Si su equipo necesita un mazo de 50 páginas o una reunión de liderazgo para recordarles los objetivos centrales de la compañía, tiene un problema de comunicación. Todos en la empresa deberían poder articular la encomienda en una o dos oraciones. ¿Qué estamos tratando de obtener? ¿Por qué importa? ¿Qué principios guían nuestras decisiones? Cuando las respuestas a estas preguntas son claras, la ejecución se convierte en una segunda naturaleza.

Empoderar a los equipos para tomar decisiones independientes es el próximo paso. Demasiados fundadores dicen que quieren empleados autónomos, pero crean entornos donde cada intrepidez requiere aprobación. Esa mentalidad mata la velocidad, la creatividad y la responsabilidad. La existencia es que las personas talentosas quieren ser dueños de su trabajo. Quieren que se les confíe para resolver las cosas. Cuando el liderazgo interviene constantemente, los empleados dejan de pensar por sí mismos y comienzan a entretenerse a lo seguro. Un equipo que duda es un equipo que pierde.

No se negociación de eliminar la estructura. Se negociación de construir una civilización donde la familia avance sin miedo. Una empresa que fomenta la toma de riesgos y la innovación siempre superará a una que opera con un obra de jugadas rígido. La esencia es establecer parámetros claros al tiempo que le da a las personas la flexibilidad para hacer llamadas de cordura. Esa es la diferencia entre los equipos que solo ejecutan tareas y equipos que impulsan los resultados.

La toma de decisiones descentralizada no significa que los equipos operen en silos. Significa que se mueven rápido, reflejan a menudo y mejoran continuamente. Las mejores empresas crean bucles de feedback en su civilización. No esperan una revisión anual para evaluar el desempeño: analizan, iteran y refinan en tiempo actual. Una empresa que celebra el enseñanza se mueve más rápido que una que evite errores.

En mi empresa, vivimos con este enfoque. El año pasado, lanzamos un nuevo producto que perdió objetivos esencia en un hito importante. En área de llamarlo una descompostura, diseccionamos lo que salió mal, hicimos ajustes y mejoramos la propuesta basada en comentarios reales de los usuarios. Esa capacidad para corregir el curso sin dudarlo es lo que mantiene un negocio ágil. Cada desafío es una oportunidad para fortalecerse. En el momento en que una empresa deja de instruirse, comienza a quedarse a espaldas.

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Por qué esto importa más que nunca

El mundo de los negocios se está moviendo más rápido que nunca. Las compañías que sobreviven no son necesariamente las más grandes o más adecuadamente financiadas, son las que pueden adaptarse más rápido. Los líderes que insisten en ser los únicos tomadores de decisiones siempre perderán con aquellos que construyen equipos que puedan ejecutarse de forma independiente. La velocidad lo es todo, pero la velocidad sin claridad es el caos. La intención de Commander proporciona la estructura que permite a las empresas moverse rápidamente sin perder dirección.

Los mejores equipos no son los que esperan para que le digan qué hacer. Son los que preguntan: “¿Cuál es la encomienda y cómo llegamos allí?” Cuando los líderes le dan a sus equipos ese nivel de claridad, todo cambia. Las decisiones suceden más rápido. La ejecución progreso. La innovación acelera. El liderazgo deja de ser un cuello de botella y se convierte en un seguro facilitador de crecimiento.

El antiguo maniquí de liderazgo, donde cada intrepidez se funde a través del CEO, está desactualizado e insostenible. En el mundo de hoy, una empresa que se cimiento en la burocracia será superada por una compañía que priorice la autonomía, la confianza y la ejecución rápida.

Las compañías que adoptan la intención del comandante construirán equipos resistentes y de parada impacto que prosperen en la incertidumbre. Los que no sean se dejarán a espaldas.

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